
Y llegaron las vacaciones y el momento de salir rumbo a mi tierra. Creo que es imposible transmitir lo que siento cuando arranco el coche. La libertad que siento es tanta que me sale por los poros. Dejar aquí a Manuel es lo único que enturbió el arranque, pero era lo que tocaba.
Primer propósito, dejar algo sin ser pedido, ya todo un clásico... perfecto!!!

Segundo proposito, (el orden es de tiempo, no de prioridad) ver a mi padre. La mayor prioridad y la mayor satisfacción. Estaba guapo y más despierto que las últimas veces, me sonreía mucho, no parecía tan triste, sé que todo es mentira, que no está, que poco queda del Pedreiro que fue, pero también es lo que toca.

Tercero, subirme en la montaña suíza!!!! Yo no me iba de Donosti sin hacerlo. Me río yo de quien dice que no es una atracción impactante... solo hay que ver los engranajes. Naríz tengo pero hay que echarle un par. Y si eso se lo preguntamos a mi acompañante que con cuarenta y tantos dudó si atreverse... jajaja que miedito pasó!!! Me encantó, fue como volver a la niñez, a aquella vez que el cabrito de mi hermano me "invitó" a subirme y cuando venía la bajada más pronunciada (solo son dos) me dijo que tranquila, que ya no había más... joío, siempre buscandome las cosquillas... aquel día por poco saco los hígados por la boca.
Lo suyo hubiera sido subir con Jorge, pero fuí muy bien acompañada, veinticinco años, bien se merecen una suíza...


Los peques de la familia, guapísimos!!!!y hay un hermano mayor que me robó el corazón, aunque se pelee con su abuela ;-)
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