sábado, 19 de octubre de 2013

El rellano




Sólo se trata de observar, respetar y muchas veces simplemente acompañar. Cada cierto tiempo a la gata le entra la necesidad de salir al rellano de excursión. Hoy tocaba, le abrimos la puerta y Manuel con toda la tranquilidad se sentó en las escaleras para acompañarla y asegurarse de que no había problema. Cuando sació su curiosidad, simplemente entró en casa y él detrás.

Acostumbramos a buscar soluciones, a buscar respuestas, yo creo estar aprendiendo a dejar espacios, a no querer soluciones ya, respuesta ya, a soltar amarras y navegar y dejar navegar. Tolerancia, prisa mata, aire, respirar... son cosas que ya van conmigo, que he ido tatuando en mi cabecita para intentar no olvidarlas.

Adoro a mi hermano. Ante el más mínimo estornudo de mi narizota, abre los ojos y observa, desde Pamplona, sí, me oye soñar, me adivina. Cada vez que hay uno de esos días tontos, nada como coger el teléfono y llorarle con o sin lágrima, siempre con la solución, me guste o no, pero solucíon. La mayoría de las veces es esperar, escucharme y dejarme pensar.


Siempre me siento en deuda con el arrope que desde su casa me brindan. Os quiero, claro!!

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