Hace unos años caminando con mi hijo pellizqué su mano con fuerza y sin supuestamente venir a cuento. Recuerdo su mirada encendida y enfadada ¡¡¡ Mamá!!! Le sonreí, pregunté si dolia mucho a lo que respondió que sí y pedí que esperase un momento. Al minuto le volví a preguntar sobre cuanto dolía y me contestó q menos "aún duele, pero menos". Cinco minutos después apenas lo recordaba...
Así es con todo en la vida le conté y recuerdalo siempre que tengas un gran dolor. Con los amores, con los amigos, con todo. Parece que el mundo se acaba pero no es así.
Se acercaba su adolescencia y quise protegerle ante eso que tan tremendo nos puede parecer y que nos puede nublar el sentido si no sabemos que todo pasa por terrible que sea.
Todo pasa, mejor pararse a respirar y como decía el caballero de voz profunda...prisa mata.
Lo dicho, no hagamos la vida más seria de lo que es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario