miércoles, 2 de abril de 2014

Un simple tubérculo

No era una simple patata...
Fui a buscarla el domingo a Bouzas, me había quedado sin ellas y en el mercado seguro que encontraba, como así fue.
No era uno de esos días en que los piececitos me sacan de la cama para llevarme gustosos a la singular villa, llovía y me encontraba mal, pero habia prometido huevos con patatas, e hice  huevos con patatas.
No le voy a descubrir a nadie la importancia de unas buenas patatas en semejante plato. Los huevos eran caseros y el aceite de ese rico rico q ya voy estirando de San Martín.
Vivo en Galicia, las patatas de Xinzo...que vamos a decir de ellas que no se sepa, pues eso, que están inundadas con la bendita lluvia y no hay.

Hace muchos años...allá por mi mocedad, me enamoré de las historias sobre el antiguo Egipto. Devoré historia y novelas y soñé con poder ir a arrastrarme por las tripas de las pirámides para empaparme del romanticismo que tanto sus aventuras de hace tantos siglos como las de los que hasta hoy en dia siguen viviendolas encontrando tesoros me transmiten.
Hace mucho tiempo que he dejado de soñar con ese viaje, me he hecho menos romántica y prefiero rotondear, pero el caso es que las patatas que encontré en Bouzas....eras egipcias!

Una amiga hace años me trajo unos papiros, pero tocar la patata... traía tierra, tierra egipcia, lo que voló mi imaginación...

Por cierto...muy buenas estaban.

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