lunes, 3 de noviembre de 2014

Sin más...




Quisiste jugar, quise entender que querías jugar. ¿A donde nos lleva la imaginación? ¿Será locura?

Desde hace años te llevo, normalmente, una flor. Tu flor. Es un día, sin marcar, sin motivo, sin más premeditación que acercarte una flor, tu flor. Una al año, tres al mes, ninguna, una, pero de pronto, me avisa y yo sólo tengo que acercártela a las rocas, tus rocas.



Te bajé tres, la primera te la llevaste casi de inmediato, me puso contenta tu gesto, tu modo de volver a tranquilizarme ante tu lejanía, ese modo tan tuyo de decirme que estás bien y que sigues ahí sin perdernos de vista.

Con las otras dos jugaste, me las llevo, no, las mojo, me regalaste fotos, me dejaste disfrutar como sabes que me gusta, estabas allí, traviesa jugueteando con ellas y haciéndome respirar.


A la segunda tardaste en llevarla, incluso me mojaste antes de hacerlo, me reí, no recuerdo ni una sola vez en que me hicieses cosquillas, pero soy dueña de modificar a mi antojo mis recuerdos como más me plazca y me reconforte hacerlo.



Eras pescantina, lo fuiste casi desde que naciste. Solían decirte que no lo parecías. Dicen que son brutas, tu eras como tu flor, pequeña, de fuertes pétalos y muy delicada. Nunca grandes aspavientos ni para bien ni para mal.


Tu elegancia a la hora de morir me sigue resultando una genialidad. Los que vivimos ese momento lo sabemos. La elegancia es otra cosa distinta a las chaquetas y cuando ayer me devolviste la última flor de mi visita, colocadita en aquella poza...



4 comentarios:

  1. ¡Te felicito!,me encanta el blog y con esta última publicación recuerdo toda nuestra conversación de esta mañana.¡ Sentimiento,Acercamiento,Sensibilidad! y ¡todo en un Todo!
    TereDCh, tmaresmo.

    ResponderEliminar

Obviamente

 La consigna era clara: Me voy a dejar la vida, obviamente no voy a aprobar. No recuerdo  quien comenzaba la conversación, recuerdo el día d...