
Otro de esos días de enfado con el mundo. Supongo que a todos nos pasa al finalizar las vacaciones. Yo quería caminar más, llegar a Finisterre hubiera sido genial, me he quedado con una sensación de vacío espectacular, espero que pase pronto. Realmente durante la caminata he disfrutado mucho, acabo de revisar todas las fotos y algunas me gustan bastante. Se que serán un recuerdo bonito de esta aventura de pijigrina.
Cristigrina, ya ha llegado a Fisterra, me tenía preocupada la joia. Hoy me he reído viendo sus fotos, una pena no haber podido estar en su llegada fotografiandola, hubiera sido la guinda del viaje.
A veces las ganas de algo te llevan a hacer cosas que sabes tendrán consecuencias negativas, aun así las haces. Puede ser comerte medio bote de nocilla a cucharadas cual yogurt o cualquier otra que sepas de antemano que te llevará al estúpido e inutil arrepentimiento. Pongo el ejemplo de la nocilla porque lo tengo fresco. Cuando me lo terminé pensé cuanto más sensato hubiera sido hacer eso mismo con un yogurt, pero el momentazo lo saboree por mucho que al rato mirase al cielo y menease la cabeza.
Ese mismo día hice otra cosa que sabía no me sentaría bien, aun así, aunque en un principio dudé, cai. Las consecuencias de la nocilla supongo se colocarán en mi cintura, estas otras son en parte culpables de mi enfado.
Digo enfado con el mundo, enfado conmigo es más correcto supongo, aunque si lo analizo, esta no es la única fuente de mi malestar actual. Una tiene una especial capacidad para estando algo mal introducirme el dedo en la llaga y urgar y eso hice. Así que así me encuentro, tratandome de estúpida, sin gravedad que no debemos exagerar, pero con ese puntito de agggggggg que odio.
Creo que me voy a quejar al Santiago este, a mi no me ha cambiado, sigo siendo la misma empanada...
Ahora que caigo... queda la otra mitad...
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