sábado, 22 de marzo de 2014

Temporal

Un coche, un viernes, nadie en casa, imposible no oir la llamada del rotondeo.
Desde un mirador cualquiera de los muchos que asoman al atlántico oigo, que no veo, rugir el mar. Ya no hay temporal, el duro invierno nos ha dado una tregua y deja a su colega la  primavera asomar tímidamente.
Yo también estoy en calma. Las guerras interiores han sacado su bandera más blanca y parece que las negociaciones de paz caminan hacia buen puerto.
Nunca se sabe cuando un sublevado lo estropeará todo pero mientras la calma chicha impere, comamos tranquilos.
Te quiero cascarilla...me haces creer en los negociadores de paz.

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