lunes, 2 de junio de 2014

Y si?





Somos presos de nuestros actos y es algo que se aprende cuando ya lo eres.

Tomar decisiones es complicado, hacerlo en caliente es arriesgado aunque en muchas ocasiones el mejor modo.

Hay que reflexionar, lo sé, pero a veces masticamos tanto una decisión que termina por deformarse el núcleo del motivo, se contamina con otras informaciones, aparecen miedos y se pierde perspectiva.

Es lo malo de las rotondas, siempre te preguntas que pasaría si hubieses cogido la otra salida.

¿Quién sería yo si me hubiese quedado en el País Vasco? ¿Si no llego a tener un hijo? ¿Si no hubiese tenido internet, o en su momento no me sugiere mi hermano que estudie estética para acompañarlo a él en la peluquería?

La consecuencia de la decisión es que toca caminar por el trazado y siempre sin saber cómo será en trayecto.

Voy a abrir la puerta... sabia decisión.

2 comentarios:

Obviamente

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