Ellas...

Y por aquí andamos, con todo abierto para que entre el sol.

Semana convulsa, intensa.

Llevo desde los quince años una ristra de cicatrices.

Antes de llegar ellas me visitó el todo poderoso caballero don complejo. Con once años y  metro y medio, que te naciesen unas enormes tetas no era cómodo, la verdad, en ningún aspecto.

Me operaron para reducirlas y se me perdió un pezón que sigo buscando. Nunca ha sido cómodo verlas, menos compartirlas.

Diez años después de esa operación supe de mi embarazo por ellas, no había duda, lo tuvieron clarísimo y querían participar en semejante evento.

Manuel salió del paritorio con esos morrazos que tenía succionando en busca de alimento. Un mes antes me  habían llamado desde Trintxerpe, recuerdo aquella llamada desde la pescadería, era la matrona del pueblo que me "ordenaba" solicitar ya antes de parir que me cortasen la leche, que no amamantase, que sería un desastre.

Y lo fue, pero sólo un ratito...

Hubo un angel en forma de matrona gallega.

-¿Quieres seguir?
-Sin duda
-Vamos allá

Mi hijo fue peculiarmente amamantado durante once maravillosos meses gracias al trabajo de Mariaje y su empeño en deshacer la "petaca" aquella especie de piedra que no me dejaba ni bajar los brazos.

Ahí no hubo complejos, recuerdo la incomodidad de mi primo Genin cada vez que yo alegremente sacaba mi pecho en cualquier sitio para saciar a mi peque, que pudor le entraba al pobre, salía huyendo como del demonio.

Esta semana he pensado en ellas, mira que tontería. Manuel cumpliendo veinte años, nunca fue tan bien alimentado, dejamos la teta y empezó la guerra, aunque ayer se ventiló un buen solomillo sin rechistar.

Siguen sin gustarme, me han debido hacer daño en otros aspectos menos alimenticios de la vida, sin duda, pero que le vamos a hacer... es lo que hay!!!

Y el porqué de que cuente esto? Porque me da la gana!!