
Todos escondemos cosas, cosas que solo nosotros sabemos. Cosas, sucesos, momentos, situaciones íntimas sonrojantes, absurdas... Algunas por tontas, otras por ridículas y muchas por estimar que son "malas".
La mayoría de estos "secretos" tienen caducidad, ya que gracias al paso del tiempo les vas perdiendo el respeto y dejan de ser tan terribles y de la mayoría te puedes reir a mandíbula batiente tiempo después.
La otra minoria son mochilillas que llevamos en nuestro historial y con las que tenemos que aprender a vivir.
La maldad no está dentro de mi mochila.

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