martes, 5 de noviembre de 2013

La más pequeña de la familia




Otro de tus regalos...te oí e inmediatamente pensé, ya está, lo ha vuelto a hacer, ya da igual lo que pase, sigo estando ahi, en esa cabecita...Ni el mejor abrazo supera algo así...solo saberme en tu memoria, en tu maltrecha memoria.
Que peligro no? Me estoy enganchando a llegar y que me digas cosas bonitas, a que me reconozcas, a que me regales momentos de esos geniales tuyos de pícara inteligencia...
Te quiero, así como te veo, quiero los restos de ese gran buque que fuiste para mi. Te reconozco ahí agazapado, disfrazado de débil ancianito. Tu esencia te delata cuando consigo que tires de la liña para subir las fanecas a bordo... Medio minuto, íntimo medio minuto volviendo los dos juntos al medio de la ria, cada uno con su dedo colocado oyendo en el fondo del mar si la faneca comía.

Clara, que viva la madre que te parió. Que solo alguien que se emocionó como tú cuando me vio con mi padre me podía robar ese momento. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Obviamente

 La consigna era clara: Me voy a dejar la vida, obviamente no voy a aprobar. No recuerdo  quien comenzaba la conversación, recuerdo el día d...