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No soy una buena amiga, sin duda. Ayer mis planes cambiaron mil veces y tengo varias conversaciones pendientes que de un modo u otro pude encajar. Era el día perfecto para quedar con gentes y cumplir con ellas como ellas hacen conmigo, pero...
Cual drogadicta, coche, mi música a buen volumen, mi soledad, nubes fotografiables y sobre todo eso, mi soledad al volante unas horas.
Arranqué sabiendo que con el cambio de planes de mi hijo tenía tiempo y coche para compartir, pero con esa carga en mi conciencia arranqué sin rumbo y con mi soledad.
La llamada de mi casa o mis largos viajes a San Martín me llevaron a la autovía, hubiera seguido hasta cualquiera de los dos queridos lugares pero como no procedía, una parada en Melón era obligada.
No había comido así que si encontraba la cafetería del monasterio abierta y me hacían un bocata, sería perfecto... y tanto que lo fue.
Tantas paradas en ese lugar, tantas imágenes,fotos nocturnas,fotos bajo lluvia,fotos con sol, días sin fotos...y va y me encuentro a Karina, la encargada de la cafetería dispuesta a enseñarme el monasterio, que conoce desde hace un mes.
La dejé hablar mientras me tomaba el bocata pero de entrada, poco me contaría alguien recién llegado al lugar, creí...
Consiguió que viese el monasterio por primera vez, los ojos eran otros y mucho menos miopes con su ayuda. Me convertí en monje, el cocinera, en cantero...En el momento en que se marchó a atender la cafetería me quedé sorda,ciega, coja y hasta con vértigo por no tenerla explicándome donde y cómo tenía que mirar.
Es magnífico lo que una persona entusiasta te puede transmitir a poco interés que tengas.
Gracias Karina!
Me quedó claro que hice bien llegando al lugar, me sentó genial y me sentí muy bien con mi situación actual, espero seguir teniendo amig@s...
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