domingo, 15 de febrero de 2015

La cola de la Osa



Buscar una aplicación para el móvil que me cuente cual es la estrella que acabo de adoptar, suena raro...no sé si es lo más romántico que he hecho, pero divertido mucho.

El tiempo ha borrado tu nombre de mi memoria, tal vez cuando salga a rotondear sin nubes y una buena noche, te busque en el cielo y te encuentre, me gustaría.

Para los recuerdos tengo dos grandes cajones, el de los buenos y el de los malos, sencillo, pero... ¿qué hacemos con las personas que los generan, que forman parte de esos momentos? la mayoría están en los dos cajones.

Ahí entra la báscula, la que va pesando esos recuerdos y de ese modo colocando a las personas en parcelas.

Parece una clase de matemáticas y nada más lejos de su inflexibilidad. En esta especie de juicio en el que valorar donde colocamos al sujeto son muchos los factores a contabilizar.

El tiempo, eso es importante, la cantidad de horas generadas de recuerdos sean los que sean, cuenta. La fuerza de lo que se ha sentido tanto para bien como para mal también es otro dato importante, si hay mucho bueno, constante, digamos un siete de media pero dos ceros puntuales... ya se complica el cómputo. Pero bueno, siempre hay que contar con las revisiones de penas, creo que por higiene emocional suelo ser bastante benevolente y es que...

Ahí entra el definitivo y más importante factor a valorar por la Natalita... ¿Es buena gente? Ese es el mejor antibiotico, sin duda.

Hay historias que guardas con especial cariño, tal vez por su brevedad, seguro que por su intensidad, o simplemente porque nadie te trasmitió tanto con su mirada.





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