lunes, 9 de febrero de 2015

Hogar



Y si me quedo así? Una semana tirada, de la cama al sofá del sofá a la cama, el sábado paró la fiebre y tuve un subidón de energía con el que estaba dispuesta a limpiar el mundo de cualquier mal. Me duró unas hora y ahora, a pocas de volver al trabajo...

Otra vez no puedo con las pestañas.

Estoy segura de que es pánico escénico, meter primera y hacer ese juego entre embrague y acelerador.
Soy uno de esos bichillos que tras un accidente devuelven sanos a su habitat. Me van a abrir la caja y no sé si quiero salir...  el dolor ya pasó, tengo comida, calor, tranquilidad.

Me gusta mi casa, es fea y vieja, no tiene vistas, la reformaría entera, pero es mi refugio, mi escondite, mi hogar.

No tener un hogar... oímos, vemos y seguimos a lo nuestro, menos mal que eso de la empatía es desenchufable ¿o tal vez sea ese el problema del mundo? Las personas pierden sus viviendas y a mi me preocupa una mancha en mi alfombra. Somos playmobyls teledirigidos y como nos sonríen mientras nos atan, pues sonreímos y acatamos.

Vale, mañana voy a trabajar...

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