Días zapateada en la cama sin capacidad para nada que no sea querer dormirte para despertar mejor. Miento! Hubo varios intentos de sentir el placer del frío de la fiebre...delirios!
Posters!!
Mi habitación estaba llenita de ellos. Duran Duran y Spandau Ballet eran los héroes de mis paredes. Me gustaba mi habitación aunque no era consciente de ello. No recuerdo a mi padre entrar en ella y me hace sonreír imaginar a mi madre evitándolo para que el gallego no se enfadase al ver a tanto cantante colgado.
Recuerdo mi primer bocata de jamón serrano, como estoy ahora...en la cama. Llevaba días encontrándome mal y mi madre amenazaba con la anemia y Don Ramón, o lo que era lo mismo, otra tunda de pinchazos en el culo y yo otra vez no pasaba por sentir la grima del algodón previo al pinchazo. Estaba rico, sorprendentemente rico.
Tenía dos camitas, estaban juntas. por temporadas cambiaba de una a otra. Me gustaba dormirme escuchando música. La ponía bajita, colocaba el radiocasette muy cerca de mi cabeza y así me quedaba, supongo que como tantas adolescentes de mi época. Eso si no entraba el cabrito de mi hermano con ajos entre los dientes y un mechero en el pecho... muy típico de él.
Los domingos mi madre tenía un sutil modo de despertarme... "sin querer" y suavemente rozaba el bajo de mi puerta con la escoba... Supuestamente sólo barría, a mi me gustaba que lo hiciera.
Me pregunto si este modo tan elaborado que tengo de darle vueltas a todo, tendrá que ver con su modo de actuar, ella nunca daba ordenes directas, te hacía encontrarlas.
Voy a hacerle fotos a la habitación de mi hijo...
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