sábado, 26 de diciembre de 2015

Pues sí, tres añitos...

Recuerdo perfectamente el día que me puse a investigar para abrir el blog. Quería asegurarme de que las fotos de mi hijo y su abuelo estuviesen en algún lugar más, además de en un disco duro o papel.  Eso y mantener la cabeza ocupada...
Esa navidad estaba resultando la peor de mi vida y mira tu por donde, encontré una ayuda.
Hoy he visto llegando a Cabo Touriñan unas vacas corriendo y saltando, eran vacas locas pero no estaban enfermas, estaban como yo, felices.
Me gusta el camino hecho estos tres años. Las gentes que me he encontrado, sus historias, sus cruces conmigo, lo que me han enseñado.
Sin duda me gusta mucho más esta Natalia, siempre frágil pero mucho más entera. Siempre en la cuerda floja pero respirando mucho mejor y aguantando el temporal por donde  venga con las piernas más abiertas para mantenerme.
Hoy he salido de Loira a las nueve, con más o menos rumbo. En el fin del mundo he encontrado un vizcaíno bicicletero terminando su camino.  Le ha sorprendido que adivinase su procedencia...¡mi niño! ¿Quien que sube ese monte en bicicleta pasa a tu lado y te saluda? No había duda.
Después me he acercado hasta Touriñan, el cabo más escapado de la parte gallega de la península. Mira que soy enana, pues mejor agachada que el viento me tiraba. ¡Adoro ese viento! Me lleva a puntas, hoy por poco volando.
Y la traca final tenía que estar en el Castro de Baroña. Estoy saladita...
Olas y viento. Brutal como siempre, la Natalita cabra al poder, es ver esas piedras y querer subir, no sabían nada los celtas de donde colocar sus villas. Sobra energía en ese lugar.
Ya de vuelta en Loira...Donde mejor?

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