Un buen bocata de jamón asado da para mucho cuando hay un buen lazo.
No sé cuánto te esperas esta entrada, esta parrafada, hace tiempo me dijiste que desde que no te mencionaba ya no me leías, así de golfo, como siempre, como quiero que seas.
Hoy hemos hablado de padres y de lo que en nosotros repercuten sus actos.
Yo atascada en esto de escribir desde que el mío no está y tú de lleno en la contradicción que sientes ante informaciones sobre el tuyo que preferirías no conocer.
Los dos, de distinto modo nos han dejado un poquito solos, ¿no?
Los padres no se mueren, los padres hacen todo bien...
Con los años descubres que son mortales y tan humanos como cualquiera. Que sienten cosas que no sabíamos, que tienen las mismas ganas de vivir que nosotros pero con el cronómetro en avanzadilla, lo que imprime una urgencia que nos cuesta comprender.
Los hijos en parte nos sentimos con derechos y plenamente sabedores de como respiran, los metemos en una caja hermética , mis padres son así y punto. Sobre todo los de antes...
Los de ahora somos una mierdilla de padres que inconformes con la vida hemos criado pequeñajos con familias rarísimas y cambiantes, pero estos pobres ya van educados así, sabiendo que la mayoría tienen padres (en algunos casos los dos) que buscan el mundo de Disney como Marco a su madre, sin descanso.
Pero nosotros no!! Nosotros tenemos a padres impolutos y la aplicación para asimilar determinadas cosas no nos viene de fábrica.
Es la vida, los años te enseñan que está en continuo movimiento y hay que estar dispuesto a abrir las entendederas y respetar sin juzgar demasiado, ni a ti mismo... igual todo empieza por ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario