lunes, 17 de abril de 2017

Lisboa



El 28 subía y mientras lo observaba desde la resbaladiza  y empinada acera sentía como la vida corría entre sus venas... 

Que sí, que mira que estoy acostumbrada a las cuestas. Trintxerpe, Vigo, Loira,  Ribeira Sacra... ¿Semana Santa de procesiones? no, de escalada por Lisboa.

La idea era Navarra, pero rotondear es esto y si te encuentras con "celebros" más abstractos que el tuyo simplemente te dejas llevar.

La ciudad que apesta a embrague, la ciudad de los colores, la ciudad sin fado, la ciudad del tranvía y los motocarros.

Una especie de torre de Babel llena de gentes de colores con cámaras subiendo y bajando escaleras, cuestas, ascensores...

Nosotros. Nosotros como todos, arriba, abajo. Montones de kilómetros a pié, menos en tranvía, montones de risas, muchas en tranvía, conversaciones, silencios,  comidas que costaban más de lo que valían, bacalao tu, bacalao yo, bacalaos nosotros.

Gracias? La vida es complicada y a veces te hace regalos. No suelen traer la caducidad en lugar visible y menos la peligrosidad aunque tu siempre sabes que la tienen. Mi regalo es un libro que intento leer sin sumergirme del todo, con la tranquilidad de saber que toco pié  y gracias a ello nado tranquila, disfrutando.


P.D.

En Lisboa ya sólo quedan Caja Madrid y la pesada de la  Carbonero.


A Sintra en estas fechas no vayáis.


Y lo más importante de todo. El huevo fue antes que la gallina, que me lo han explicado.


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