miércoles, 6 de enero de 2021


Tras semanas de ir como una bola de tenis en Roland Garros, de técnicos de telefonía a técnicos de calefacción, martirizando amigos con preguntas inconcretas que ni yo entendía y que ellos  con cariño intentaban traducir, cruzando los dedos de los pies mientras conducía de camino a casa suplicando encontrarla caliente. 

Después de eso, de tres routers, de contraseñas insufribles, de mil mensajes con mi querido Íñigo, el técnico que me hace tutoriales personalizados para tontos muy tontos, así me lo dice, y que comienzan con un " vamos a ver Natalia". 

 Después de que ayer el mensajero que me trajo el último y espero definitivo aparatito me dijese que había sido un placer entregármelo porque todo el mundo le ladra cuando los entrega ya que quieren que se los conecte siendo simplemente el mensajero. El hombre me hizo la ola porque le recibí sonriente y sin pedirle nada a cambio, encima va y me llama chica.
Ayer llegué a casa reventada y sin ganas de pelear con lucecitas que no fuesen las del pijama que el año pasado me regaló Clarita  que si le da la luz me hace ser una bola de discoteca, los adoro a los dos.

Esta madrugada me ha despertado el termostato que tengo alojado en la punta de la nariz, me he levantado, he encendido la caldera y de vuelta a la camita, pero...ha decidido apagarse a la hora de ayer, porque pretende que me pire a trabajar, cosa que no tengo pensado.

Pues a lo que iba, que mi Rey Mago ha sido mi último operador de telefonía, creo que en Oriente concretamente no vive. 
Me ha devuelto el poder y nadie sabe lo que lo añoraba.
Cuando mi móvil ha abierto la imagen de mi casita (virtual) me he puesto casi tan contenta como cuando de pequeñita veía los regalos encima de la mesa de la cocina.

Gracias Manolo, que viniste pitando cuando te llamé asustada porque creía que se habían quemado los cables de la casa. Gracias Genín, mi primo de Zumosol, por colocar la caldera exactamente a 21 cm de la pared y evitar que muera dulcemente. Gracias Íñigo, por tu paciencia, gracias Jose por tus notas de voz con ese acentazo de Lugo, gracias Loiro por esa llamada definitiva que encaminó la solución y las dos horas que te tiraste en vacaciones haciendo "tu trabajo".

Tranquilos todos, mañana llega el verano. 

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