Ayer descubrí algo curioso. Si queriendo zanjar su eterna indecisión decides tú, brota su verdadero deseo, como si el resto del tiempo lo que buscase es que yo solita encuentre dentro de él al lugar al que quiere ir pero que no se note...ayer no lo encontré y terminó diciendo la palabra mágica: Luintra.
Vale, nos vemos allí.
Llego la primera, como suele ser. Sorpresa, hay feria altesanal y compro una bica de castaña que al probarla me ha parecido increíble. Después un Cola Cao calentito por favor, que estamos en Agosto y ya se sabe...
Espero tranquila, leyendo en la terraza y deciden que no me cobran la consumición. Cuando creí que el camarero me cantaría algo sobre un barquero y una barca y niñas bonitas, me dice que es porque ha tardado mucho en atenderme...
Al mediodía, después de las dudas habituales, decidimos comer en el mismo lugar. El gesto de la mañana nos había puesto ñoños.
Una teatralización en el Castillo de Castro Caldelas es la disculpa de nuestra cita. Supuestamente a las nueve de la noche comenza la función.
Pues no, señores...
Luintra dos de la tarde. Se abre el telón y sólo me falta aplaudir como una niña pequeña, al ver aparecer en escena al gran Roi, artista invitado, no tengo muy claro por quién, pero que subió el caché de la obra nada más soltar su primera tranquila sonrisa.
No venía sólo, lo acompañaban un conductor con fútbol portátil y una guía madrileña con amigos donostiarras muy muy raros, o miopes, no me quedó muy claro.
Entra el escena el prota, camarero de estirpe con dolor de cabeza que convirtió su absoluto caos en la comida más divertida de los últimos decenios.
Croca de cerdo, secreto de vaca, pulpo nadador, dobles cañas, queso frito rico, gol, me sujeto la cabeza mientras la libreta se marea, tengo todo menos horno, flan si, flan de chocolate si, la bebida de Roi cuando toque que me estreso.Viene flan es de café, rico, helado, para el dolor de cabeza, no, me meo, es lo que me queda, prórroga. Mi querido indeciso tiene claro que se está enfadado y los demás...tirados por el suelo.
Un bolsón cae cerca de nosotros despedido desde la baca de un coche. Casi ni nos extraña...
Cuando todos se alejan, el camarero se me acerca a pedirme disculpas y yo más bien quiero abrazarlo, no lo hago, no es barquero.
Saliendo de Luintra, a un coche le estalla la luna trasera queriendo guardar el bolsón volador...hay que salir de Luintra...algo raro pasa allí.
Fin del primer acto.
Camino de Castro Caldelas para calmar el cruce de cables del indeciso me lo llevo al campanario de Rocas con la Bica de castaña, mejora su humor, ciertamente.
Segundo acto.
Por poco morimos azufrados, entre las letrinas del medievo y el demonio que parece que estaba escondido en el castillo. La condesa de Lemos bien, gracias.
Y el tercer y definitivo acto, (paso de hablar de maldiciones y de jabalíes, eso sí tal otro día)
Dos amigos, sentados en el maletero del coche hasta las tantas de la madrugada en ese pueblo del polo norte gallego en agosto y arreglando el mundo, al menos el nuestro.
Gracias chicos!!!
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