domingo, 25 de septiembre de 2022

Antes que llegue el invierno

La Nata sigue de resaca de felicidad, no queda otra.
Te cuento un secreto.
Ayer sentí que la aparición del Pau era un regalo infinito, hace dos semanas su canción apareció en mi coche y la llevo escuchando en bucle desde entonces. Esa voz, ese mensaje para antes del invierno que tantos otoños me he repetido.
Regalo el mensaje de mi Fitipaldi de pacotilla cuando ayer me preguntó si iba al concierto. 
Regalo  también el mensaje de la nietísima cuando hace días, tras preguntarme si íbamos me dijo que le había alegrado oír mi voz, ciertos matices son regalos, tonterías que te pellizcan el corazoncillo.
La verdad, nadie me ha regalado un camión ni un yate. No he viajado por el mundo ni tengo un armario interesante. Si me siento en un taburete, los pies no me llegan al suelo y la nariz piensa seguir creciendo en la misma proporción que mis mofletes desapareciendo. Pero aún así, ayer fui la más feliz y sin duda la más rica del mundo. 
Disfruté al oír cantar detrás de mí a quien vino a ciegas al concierto, las lágrimas de Tamara,  el licor café de los granainos, los ojillos del Jose,  el flequillo de Campillo,  el choque de palmas del Pau cuando le dijo a su compañero que no le quedaban discos para vender, esa batería naranja aporreada a placer y matándome de envidia. Ese ratito de charletas, de agradecimientos, de abrirte sin tapujos a tus dolores de rodilla o de alma, ese ratito de papis orgullosos, de mierda tinder y de depilación y masajes de manos...
Regalos, la vida es regalo en este momento mire hacia donde mire. Sé que todo va a salir bien, y conmigo en mi mochila se vinieron de concierto quienes yo quise, si hijo, tú también, aunque ahora te guste otra música, porque mando yo y este invierno ya he aprendido.
Gracias!
https://open.spotify.com/track/0zyr65ncrokHu0zy6CcCDJ?si=90UFNcO7TO6cLBhHtum_uQ&utm_source=copy-link

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